Hora Santa

Canto

Venid, venid conmigo a un lugar
tranquilo
y descansad en mi vuestro cansancio.
Dejad que os cure las heridas
que el trabajo por el Reino os ha
dejado.
Reponed con mi Pan vuestras fuerzas,
con mi Vino alegrad el corazón.
Y ahora, venid..

 

Oración en común

Señor:
nos acercamos a tu SANTA CRUZ,
adorando el misterio de tu Pasión.
Abrazamos tu cuerpo destrozado de tormentos,
y ensangrentado de heridas.
Besamos tu rostro desfigurado,
y de tus labios entreabiertos
recogemos aquel grito “TENGO SED”
que abrasa tu alma de sed divina.
Rodeamos tu Cruz
Para ORAR contigo por la IGLESIA;
Para OFRECERNOS contigo;
y COMPARTIR tus dolores y anhelos; 85
para CONSOLARTE agonizante en la cruz,
y CONSOLARTE en las presentes angustias
de tu IGLESIA;
para DESCARGAR nuestros pecados e
ingratitudes;
y para PAGAR por los pecados de todos los
cristianos y de todos los que no lo son todavía.

Nazaret – Comenzando la obra del Padre

Lectura

26 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» . 29 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34 Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37 porque para Dios nada hay imposible». 38 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.

Pongo mi vida en tus manos,
Padre mío me abandono a ti.
Haz de mí lo que quieras
estoy dispuesto a aceptarlo
todo…
… con infinita confianza

Reflexión

Creemos, pues, «en Jesucristo, nuestro Señor, nacido del Espíritu Santo y de la virgen María». Pues también la misma bienaventurada María concibió creyendo a quien alumbró creyendo.

Después que se le prometió el hijo, preguntó cómo podía suceder eso, puesto que no conocía varón. En efecto, sólo conocía un modo de concebir y de dar a luz; aunque personalmente no lo había experimentado, había aprendido de otras mujeres -la naturaleza es repetitiva- que el hombre nace del varón y de la mujer. El ángel le dio por respuesta: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, lo que nazca de ti será santo y será llamado Hijo de Dios11.

Tras estas palabras del ángel, ella, llena de fe y habiendo concebido a Cristo antes en su espíritu que en su seno, dijo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra12.

Creyó María, y se hizo realidad en ella lo que creyó. Creamos también nosotros para que pueda sernos también provechoso lo hecho realidad.

Aunque también este nacimiento sea asombroso, piensa, sin embargo, ¡oh hombre!, qué tomó por ti tu Dios, qué el creador por la criatura: Dios que permanece en Dios, el eterno que vive con el eterno, el Hijo igual al Padre, no desdeñó revestirse de la forma de siervo en beneficio de los siervos, reos y pecadores. Y esto no se debe a méritos humanos, pues más bien merecíamos el castigo por nuestros pecados. Pero, si hubiese puesto sus ojos en nuestras maldades, ¿quién los hubiese resistido?13 Así, pues, por los siervos impíos y pecadores, el Señor se dignó nacer, como siervo y como hombre, «del Espíritu Santo y de la virgen María».

Creed, pues, que el Hijo de Dios «fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato y sepultado». Nadie tiene mayor amor que éste: que alguien entregue la vida por sus amigos15. ¿Piensas que nadie? Absolutamente nadie. Es verdad, Cristo lo ha dicho. Preguntemos al Apóstol y que él nos responda. Cristo -dice- murió por los impíos16. Y de nuevo: Cuando éramos sus enemigos, Dios nos reconcilió consigo por la muerte de su Hijo17. He aquí, pues, que en Cristo encontramos un amor mayor, dado que entregó su vida no por sus amigos, sino por sus enemigos. ¡Cuán grande amor el de Dios por los hombres! ¡Qué afecto el suyo, hasta el punto de amar incluso a los pecadores y morir por amor a ellos!

Oración común

Señor, enséñame a amar como tú,
con la misma generosidad e intensidad.
Enséñame a perdonar como tú,
enséñame a curar como tú,
enséñame a servir como tú,
enséñame a sufrir como tú,
enséñame a orar como tú,
enséñame a compadecer como tú,
enséñame a compartir como tú,
enséñame a despojarme como tú,
enséñame a vivir como tú,
enséñame a dar la vida como tú.

 

Egipto – Realizando la obra del Padre

Lectura

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto 20 y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño». 21 Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. 22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea 23 y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.

Pongo mi vida en tus manos,
Padre mío me abandono a ti.
Haz de mí lo que quieras
estoy dispuesto a aceptarlo
todo…
… con infinita confianza

Reflexión

«La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz»  y «precedió» a todos los que, mediante la fe, siguen a Cristo. Al comienzo de esta peregrinación, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel dijo de la Madre del Redentor: «Feliz la que ha creído», en cierto sentido se puede aplicar esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra de Dios, cuando le fue transmitida en aquel momento decisivo. En honor a la verdad, José no respondió al «anuncio» del ángel como María; pero hizo como le había ordenado el ángel del Señor y tomó consigo a su esposa. Lo que él hizo es genuina “obediencia de la fe” 

Se puede decir que lo que hizo José le unió en modo particularísimo a la fe de María. Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación. El Concilio dice al respecto: «Cuando Dios revela hay que prestarle “la obediencia de la fe”, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por él»

El sacrificio total, que José hizo de toda su existencia a las exigencias de la venida del Mesías a su propia casa, encuentra una razón adecuada «en su insondable vida interior, de la que le llegan mandatos y consuelos singularísimos, y de donde surge para él la lógica y la fuerza —propia de las almas sencillas y limpias— para las grandes decisiones, como la de poner enseguida a disposición de los designios divinos su libertad, su legítima vocación humana, su fidelidad conyugal, aceptando de la familia su condición propia, su responsabilidad y peso, y renunciando, por un amor virginal incomparable, al natural amor conyugal que la constituye y alimenta»[37].

Hacedme un lugar en vosotros
que pronto voy a llegar.
La carne y la sangre que tengo a
todos la voy a dar.
Y cada vez que así lo hagáis,
decid que a mí es a quien
recordáis.

Getsemaní – Completando la Obra del Padre

Lectura

Arrodillado, oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y se le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba. En medio de su angustia, oraba con más intensidad. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre.

Pongo mi vida en tus manos,
Padre mío me abandono a ti.
Haz de mí lo que quieras
estoy dispuesto a aceptarlo
todo…
… con infinita confianza

Reflexión

En esta vida, toda tentación es una lucha entre dos amores: el amor del mundo y el amor de Dios; el que vence de los dos atrae hacia sí, como por gravedad, a su amante. A Dios llegamos con el afecto, no con alas o con los pies. Y, al contrario, nos atan a la tierra los afectos contrarios, no nudos o cadena alguna corporal. Cristo vino a transformar el amor y hacer, de un amante de la tierra, un amante de la vida celestial; por nosotros se hizo hombre quien nos hizo hombres; Dios asumió al hombre para convertir los hombres en dioses.

El afecto carnal cede ante sus caricias y en cierto modo se deja caer la sensibilidad humana. Recoge el vuelo del vestido, cíñete de valor. ¿Te atormenta el amor carnal? Toma tu cruz y sigue al Señor. También tu mismo Salvador, aunque Dios en la carne, aunque Dios con carne, te dejó ver su sensibilidad humana cuando dijo: Padre, si es posible, pase de m este cáliz4Sabía que tal cáliz no podía pasar, pues había venida para beberlo. Había de beber aquel cáliz por propia voluntad no por necesidad. Era omnipotente; si lo hubiera querido, hubiera pasado ciertamente, puesto que era Dios con el Padre, un solo Dios con Dios Padre. Pero en su forma de siervo, en lo que tomó de ti por ti, dejó sentir la voz del hombre, la voz de la carne. Se dignó personificarte a ti en sí para que en su persona proclamases tu debilidad y consiguieras fortaleza. Te mostró la voluntad, sujeta en ti a la tentación, e inmediatamente te enseñó qué voluntad debes anteponer y a cuál. Padre, dijo, si es posible, pase de mí este cáliz. Esta es la voluntad humana; soy hombre, hablo en la forma de siervo: Padre, si es posible, pase este cáliz. Es el grito de la carne, no del espíritu; el grito de la debilidad, no de la divinidad. Si es posible, pase este cáliz. 

Si, pues, el amor no está totalmente dormido en el corazón, si resplandece una chispa en las cenizas de vuestra carne, si tiene algo de fuerza en tu corazón, estate atento para que no sólo no la apague el viento de la tentación, sino que al contrario, la encienda más vivamente; no ardas como la estopa, que la mínima corriente de aire la apaga, sino como el roble, como el carbón, de forma que el viento te avive.

 

Conclusión

Para que mi amor no sea un
sentimiento, tan sólo de
deslumbramiento pasajero
Para no gastar mis palabras más
mías, ni vaciar de contenido mi
te quiero.
Quiero hundir más hondo mi raíz
en Ti, y cimentar en solidez éste
mi afecto.
Pues mi corazón que es inquieto
y es frágil sólo acierta si se
abraza a tu proyecto.
Más allá de mis miedos
Más allá de mi inseguridad
Quiero darte mi respuesta
Aquí estoy
Para hacer tu voluntad
Para que mi amor sea decirte
sí…Hasta el final
Duermen su sopor y temen en el
huerto,ni sus amigos acompañan
al maestro.
Si es hora de cruz, es de
fidelidades, pero el mundo
nunca quiere aceptar esto.
Dame comprender, Señor, tu
amor tan puro, Amor que
persevera en cruz, amor
perfecto.
Dame serte fiel cuando todo está
oscuro, para que mi amor no
sea un sentimiento.
Estribillo
No es en las palabras ni es en
las promesas, donde la historia
tiene su motor secreto.
Solo es el amor, en la cruz
madurado, El amor que mueve
a todo el universo.
Pongo mi pequeña vida hoy en
tus manos, por sobre mis
inseguridades y mis miedos.
Y para elegir tu querer y no el
mío, hazme en mi Getsemaní
fiel y despierto

 

2 comentarios sobre “Hora Santa

  1. Gracias por esta celebración.
    Más allá de mi inseguridad
    Quiero darte mi respuesta
    Aquí estoy
    Para hacer tu voluntad
    Para que mi amor sea decirte
    sí…Hasta el final

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