Salmo 130
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia.
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
De la carta a los romanos
Hermanos: ¿No sabéis que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte no tiene poder sobre él.
Oración
Señor,
te encomendamos humildemente,
a nuestro hermano Salvador,
a quien en esta vida mortal
siempre protegiste con inmenso amor;
ahora que ha sido liberado de todo mal,
llévalo al descanso eterno.
Imploramos tu clemencia
para que conduzcas al Paraíso
a este hijo tuyo
que ya ha concluido su vida mortal,
donde ya no existe ni la muerte,
ni la angustia, ni el sufrimiento,
sino la paz y el gozo
en compañía de tu Hijo y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Dale Señor el descanso eterno
y brille para él la luz perpetua
descanse en Paz
Amén