Jueves Santo – Cena del Señor

Canto de Entrada

El señor nos a reunido junto a el
El señor nos a invitado a estar con el
En su mesa hay amor
La promesa del perdón
y en el vino y pan su corazón (bis)
Cuando, señor, tu voz
llega en silencio a mi
y mis hermanos me hablan de ti
se que a mi lado estas
te sientas junto a mi
acoges mi vida y mi oración

Gloria

Gloria, Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra al hombre paz,
Gloria, Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra al hombre paz.
Te alabamos y te bendecimos,
te adoramos y Glorificamos,y
nosotros hoy te damos gracias
por tu grande y eterna Gloria.
Gloria, Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra al hombre paz,
Gloria, Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra al hombre paz.
Señor Dios nuestro…
Padre, Padre, Padre…
Señor Dios, Hijo…
Piedad, piedad, piedad, Señor..

Tu que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos, escúchanos…
Tu que estas a la derecha del Padre.
Piedad, piedad, piedad Señor…
Solo tu eres Santo, solo tu Señor,
solo tu altísimo Jesucristo,
con el Santo Espíritu,
en la gloria de Dios Padre,
Amen, amen, Aaaamen (bis)

Primera Lectura Ex 12,1-8.11-14

Lectura del libro del Éxodo :

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones.”»

Salmo 115

El cáliz que bendecimos
es la comunión de la sangre de cristo

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

Segunda Lectura 1Cor 11,23-26

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Antífona del Evangelio

Os doy un mandato nuevo,
os doy un mandato nuevo:
“Que os améis, he os améis
como Yo os he amado (2 veces)

Evangelio Jn 13,1-15

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»

Ofertorio

En la tierra la sembró el sembrador,
la semilla de tu pan, Señor.
Y después el viñador trabajó en buena lid,
y las tierras ven crecer las espigas y la vid.
El trigo se molió en el moli-ino
rompiendo su cuerpo como tú.
La uva la pisó el hombre en el lagar,
igual que tú te dejaste pisar.
Y ahora, convertido en pan y vino,
tu pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos, oh, Dios, son frutos de tu amor,
en tu Cuerpo y Sangre, Señor

Santo

Santo eres Señor Dios nuestro
rey del cielo y de la tierra
luz de vida eterna, pan de salvacion.
Bendito el que a ti te busca,
el que tu palabra escucha,
llevando en tu nombre va sembrando amor

Comunión

COMO EL PADRE ME AMÓ,
YO OS HE AMADO,
PERMANECED EN MI AMOR.
PERMANECED EN MI AMOR.
Si guardáis mis palabras
y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría
el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino,
sirviendo siempre la verdad,
fruto daréis en abundancia,
mi amor se manifestará.
No veréis amor tan grande,
como aquel que os mostré,
yo doy la vida por vosotros,
amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando,
y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo
de amar como Él me amó.

 

 

Hacedme un lugar en vosotros
que pronto voy a llegar.
La carne y la sangre que tengo a
todos la voy a dar.
Y cada vez que así lo hagáis,
decid que a mí es a quien
recordáis.

Adoración

Cantemos al Amor de los amores,
cantemos al Señor.
Dios está aquí; venid adoradores,
adoremos a Cristo Redentor.
GLORIA A CRISTO JESÚS;
CIELOS Y TIERRA, BENDECID AL SEÑOR;
HONOR Y GLORIA A TI, REY DE LA GLORIA,
AMOR POR SIEMPRE A TI, DIOS DEL AMOR.

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